(Murcia, 25-01-2011) En silencio, bajo el oscuro manto de la noche, y salpicada por la fina lluvia, una marcha fúnebre formada por 60.000 almas recorrió la Gran Vía de Murcia. Como si de la Santa Compaña se tratase, un halo de luz compuesto por velas de todos los colores, formas y tamaños, marcaba el camino a seguir para aquellos que ya estaban hartos. Hartos de recortes, de crispación, y por que no decirlo: de que les metan la mano en el bolsillo, que hoy por hoy, es lo que más jode.
No de cuerpo presente, pero sí heridos de muerte, los derechos de los ciudadanos eran velados por aquél que más los echaría en falta: el hombre / la mujer de a pié. Ese que bien podrías ser tú; o yo; o casi todos.
Radicalmente cívicos
La manifestación trascurrió con una asombrosa calma tensa y en un silencio cuasi sepulcral. Después de que en capítulos anteriores se originaran algunos disturbios, como los huevos lanzados contra una de las casas del presidente de la Comunidad, Ramón Luís Valcárcel (concretamente, sobre un ático calificado como VPO y situado en la principal avenida de la ciudad), ningún incidente (al menos presenciado por el que suscribe estas líneas) empañó las reivindicaciones que tan concurrida audiencia quería dejar patente.
Ni las acusaciones vertidas por algunos políticos sobre la implicación de manifestantes en la agresión perpetrada contra Pedro Alberto Cruz (consejero de Cultura del PP), ni la petición llevada ante los tribunales por su tío, el también presidente de la Región de Murcia, para que la manifestación no pasara por la puerta de su ático de VPO, consiguió caldear los ánimos de la marcha funeraria.
El cuento de ‘Pedro y el Ladrillo’
Algunos sangraron (y seguirán sangrando) más que otros. Entre las clases sociales, como siempre, se llevaron la peor parte los que están abajo en la pirámide alimenticia del liberalismo económico. En el mapa nacional, a una pequeña Región uniprovincial situada en el sureste mediterráneo le está tocando pagar con creces los felices años, ya lejanos, de nuevos ricos y Mercedes-por-doquier. Murcia es la ‘Zona 0’ de la crisis del ladrillo, y prueba de ello son los recortes de los beneficios sociales sufridos, promovidos tanto por el Gobierno Central (PSOE) como por el Regional (PP), que convierten a l@s murcianic@s en españoles de segunda clase.
R.I.P.
Frente a la Delegación del Gobierno, los comensales del entierro dejaron dos cajas fúnebres simbólicas y las rodearon con las velas multicolores que habían portado a lo largo del recorrido. “El pueblo ha hablado; ahora solo falta saber si alguien lo escucha o si a alguien le importa”, comentó, diciendo lo que todos pensaban, un ciudadano anónimo.
Texto: Cuco
Fotos: Cuco
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